El cervell va més ràpid que la raó: delira, somia, fa salts mortals, funciona de mil maneres. Jo no estic en contra de raonar, ni molt menys, però no considero que la raó sigui el monarca. Vull democràcia interna entre totes les potències de l'ànima.—Enric Casasses (Barcelona 1951)
29 nov 2011
Les potències de l'ànima
24 nov 2011
18 nov 2011
El situacionismo segun Kiko Amat
Kiko Amat ha colgado en su blog un listado de cosas que le gustaban pero que ya no. La mayoría son estilos musicales de los que se cansó, pero tambien tiene un espacio dedicado al situacionismo. Para troncharse como de costumbre.
Los situacionistas
La dialéctica y escenografía situacionista resultó algo innegablemente atrayente para todos los lefties asqueados que crecimos escuchando la retórica imbécil-maoísta de los hippies del instituto. De repente, allí estaba: una llamada fresca (y lúdica) a las armas, al fin. La pena es que este tipo de consignas y lecturas eran minoría en el situacionismo (solo Vaneigem, vamos), y el resto –si lo examinamos con valor y sin excusas- es camelo críptico hegeliano para impresionar a cuatro profesores de sociología, y unas cuantas obras de arte que ni son tan irreverentes y ácratas como dadá, ni tan emotivas y honestas como las surrealistas, ni tan hermosas como las impresionistas. Y Debord era un cretino que odiaba el rock’n’roll. Y todo ese maldito urbanismo…
Los situacionistas
La dialéctica y escenografía situacionista resultó algo innegablemente atrayente para todos los lefties asqueados que crecimos escuchando la retórica imbécil-maoísta de los hippies del instituto. De repente, allí estaba: una llamada fresca (y lúdica) a las armas, al fin. La pena es que este tipo de consignas y lecturas eran minoría en el situacionismo (solo Vaneigem, vamos), y el resto –si lo examinamos con valor y sin excusas- es camelo críptico hegeliano para impresionar a cuatro profesores de sociología, y unas cuantas obras de arte que ni son tan irreverentes y ácratas como dadá, ni tan emotivas y honestas como las surrealistas, ni tan hermosas como las impresionistas. Y Debord era un cretino que odiaba el rock’n’roll. Y todo ese maldito urbanismo…
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